Se define como pie diabético, según la OMS, a la ulceración, infección y/o gangrena del pie asociados a la neuropatía diabética y diferentes grados de enfermedad arterial periférica, siendo el resultado de la interacción de diferentes factores metabólicos.
El pie diabético es una complicación grave de la diabetes y su evolución va unida a la de ésta de manera que, cuando la diabetes empeora, el pie diabético se agrava.
Los principales cambios que experimentan los pacientes son:
- Cambios en la piel. La piel cambia de aspecto, mostrándose seca, con escamas, fisuras y grietas que pueden dar lugar a úlceras. En casos graves de afectación de los tejidos incluso se puede requerir la amputación de la zona afectada.
- Suelen sufrir problemas vasculares de tipo arterial, pero estos también pueden aparecer en personas mayores sin necesidad de ser diabéticos.
Los vasos sanguíneos de los pies y piernas son los que presentan problemas con mayor facilidad, ya que al estar alejados del corazón y al estrechamiento que sufren dichos vasos, se les dificulta el riego, reduciéndose el aporte de oxígeno y nutrientes a los tejidos, empeorando la regeneración y reparación de estos.
- La falta de sensibilidad cutánea es otro de los problemas que suelen surgir con la diabetes, y pueden generar grandes problemas si no se controla. No son capaces de diferenciar la temperatura, en consecuencia, se exponen a sufrir quemaduras y congelaciones. Tampoco perciben las presiones con normalidad, por lo que no perciben cuerpos extraños en el interior del calzado o las costuras de este, lo cual terminará produciendo heridas o úlceras importantes que pueden infectarse con facilidad y necesitan periodos prolongados para curarse. Estos pacientes deben de revisar sus pies cada día, y ante cualquier alteración o daño acudir al Podólogo para evitar complicaciones.
Los principales factores que pueden dar lugar a úlceras son:
- Neuropatía periférica.
- Deformidades del pie.
- Traumatismos y calzado inadecuado.
- Callosidades y durezas.
- Úlceras o amputaciones previas.
- Zonas con exceso de presión.
- Movilidad articular limitada.
- Mal control de la glucemia.
- Mayor tiempo de evolución de la diabetes.
- Disminución de la visión.
- Nefropatía.
- Edad avanzada.
Como medidas de prevención, caminar es una de las mejores actividades que se pueden realizar para mantener los hidratos de carbono a niveles adecuados, y para activar la circulación. Así como para prevenir la obesidad, la cual agrava los problemas circulatorios, aumenta el riesgo de diabetes y provoca alteraciones biomecánicas en articulaciones de los pies y tobillos.
Las alteraciones venosas (varices) pueden beneficiarse del tratamiento con soportes plantares personalizados, ya que al mantener un buen apoyo de los pies ayuda al retorno venoso.
Además del seguimiento de los tratamientos generales para diabéticos que se realizan en atención primaria, acudir a tu Podólogo es de gran ayuda para conseguir mejores resultados en el tratamiento de las alteraciones que se presenten. Cualquier alteración en los pies tratada de inmediato o lo antes posible, te evitará complicaciones futuras.
Por esto, se aconseja que los pacientes diabéticos no se autotraten los helomas (callos), hiperqueratosis (durezas), ni las uñas, ya que es potencialmente peligroso.
Acude a una consulta de podología, donde los profesionales mantendremos tus pies en unas condiciones óptimas procurando prevenir heridas o lesiones que deriven en consecuencias no deseadas.