La prevención en podología es clave para evitar la aparición de la enfermedad, reducir los factores de riesgo, detener su avance y atenuar sus consecuencias.
La prevención debe estar basada en el conocimiento de la historia natural de la enfermedad o en cómo evoluciona un proceso patológico cuando no hay intervención podológica de por medio.
Aplicar herramientas preventivas sobre un paciente evita que enferme o minimiza las consecuencias y complicaciones de la enfermedad.
Esto se traduce en un aumento importante de la calidad de vida.
Podemos dividir la prevención podológica en tres niveles:
- Primario, para prevenir contraer la enfermedad.
- Secundario, para evitar las consecuencias de esta una vez contraída.
- Terciario, para paliar las complicaciones y garantizar la calidad de vida.
Acudir a controles anuales puede detectar posibles patologías indoloras que tendrán repercusiones negativas en la salud de los pies de nuestro paciente a largo plazo.